No será la primera vez ni será la última que veremos a una cola larga de gente esperando turno fuera de la tienda de telefonías o de gadgets tecnológicos, como si se tratara de un taquillazo de cine. Le tocó el turno a las Apple Stores, con la locura general del Apple Watch. El «reloj inteligente de moda» que permite una comunicación directa con el teléfono móvil, sin necesidad de abrir el segundo. Dadas las múltiples aplicaciones y las numerosas dudas (hace sólo tres dias que salió a la venta en España), es muy probable que no pocos usuarios hayan decidido comprarlo sin saber a ciencia cierta para qué sirve realmente. Cosas de la moda.
Y eso que Apple, en ese sentido, no lo ha puesto fácil. No es posible adquirir el reloj directamente en sus tiendas; es obligado hacer la compra online; hay que pedir igualmente cita para probártelo y que te ayuden con la configuración personalizada -que han acabado generando las inevitables colas-… y luego está el precio. No está al alcance de cualquiera, y tristemente nos parece eso más un reclamo para algunos, que un handicap. Hablamos de desde 419-469 euros (según versión) los más baratos, hasta los de más de 11.000 euros, con oro. Para colmo, y como suele pasar con los primeros modelos de cualquier novedad, las aplicaciones que ofrecen ahora no serán ni la mitad de las que tendrán de aquí a un suspiro. Como ejemplo, ni siquiera se beneficia aquí del Apple Pay, una de las aplicaciones más cacareadas del Apple Watch… que aquí no funciona, excepto si eres de «la caixa» y quieres mirar tus cuentas. La aplicación realmente sólo sirve para los relojes de Estados Unidos.
Total, ¿para qué? Es una buena pregunta. A parte del componente «llevar lo último», parece que hay un poco de todo. De bueno y de no tan bueno. Si buscamos justificar la compra, tenemos que pensar, primero, en la función del reloj «preocupación-por-la-salud-del-usuario«, ciertamente interesante. Te avisa si estás más de un hora sentado; te conmina a hacer al menos media hora al dia, si no de ejercicio, de moverte con cierta intensidad. Vaya, funciones de tipo «pulseras científicas para deportistas», pero planteadas para todo tipo de usuarios. Eso sí: con gráficos de tiempo, distancia y consumo de calorías.
Sin suplantar al teléfono, te permite contestar llamadas, mandar SMS, asistente de voz, e incluso garabatear iconos con los dedos…desde el reloj.
Luego está el componente «fashion«: los diferentes diseños están muy conseguidos; y para que el reloj se encienda y te muestre la información, basta con una sacudida ligera de muñeca.
No todo llama al aplauso: la batería prácticamente se consume en un dia. Cierto que existe una opción de ahorro, que te limitan a las funciones corrientes del reloj. Pero, ¿para eso comprarse un Apple Watch? El cargador necesita al menos dos horas para la recarga.
Con menos del iPhone 5, no te funciona. Tan esclavo es el reloj del iPhone, que cuando están alejados más de 150 metros el uno del otro, las aplicaciones de red del reloj desaparecen… como los billetes que cuesta el último gadget de moda de Apple.
Por supuesto, si no quieres esperar a que la competencia saque otros nuevos «relojes inteligentes» que harán bajar precios y subir las prestaciones del de Apple, como siempre ha sido, a corto plazo… éste es tu reloj.