Que Taylor Swift haya abandonado Spotify debido a su desacuerdo con su sistema de pagos es una noticia importante, pero lo es más aún que otros músicos lleven tiempo maldiciendo al servicio de streaming.
Vaya semanita está sufriendo Spotify. Que Taylor Swift haya abandonado Spotify no es algo precisamente sencillo por lo que sabemos de sus hits, así que no queremos imaginarnos cómo debe ser dejar de hacer negocios con ella. No es la primera vez que un músico se muestra abiertamente en contra de nuestro servicio de streaming favorito.
Dave Auerbach, de The Black Keys,dijo sobre Spotify: “Te pagan por ello, pero es una cifra tan minúscula que es de risa”“Es algo que mola si eres una nueva banda y quieres ser escuchada”.
También está el mítico Beck, que habla más sobre el dinero: “Lo que me paga Spotify no me llega para pagar a los músicos que tocan conmigo o a la gente que trabaja en mis discos. El modelo no funciona”.
Thom Yorke, por su parte en referencia a los intermediarios, dice que “todos estos cabrones, como Spotify, de pronto quieren convertirse en los intermediarios de todo el proceso. No les necesitamos para ello. Ningún artista os necesita, podemos hacer las cosas nosotros mismos, así que que os jodan»
También tenemos a Yannis Philippakis, de Foals, que se mete con todo: “Es como ir a un restaurante, no pagar la cuenta y dejar unos céntimos como propina a unos cocineros y pinches que se han dejado el culo”.
¿Qué tienen todos estos artistas en común? Además de estar más o menos en el ámbito de la música actual, lo que no quieren es que haya un intermediario inútil en su difícil proceso de crear y distribuir música. Puede que las grandes compañías discográficas sean una herencia problemática de otra era, pero les dan beneficios suficientes y Spotify, no.
La solución, sería pagar más a los músicos, ¿pero cómo? Spotify es un agujero negro de dinero que sobrevive a base de préstamos y de estar creciendo, pero no da beneficios ni mucho menos porque el 70% de ellos siempre se reparten en royalities a los grandes estudios y músicos.
Así que por eso tanto odio: solo las bandas pequeñas se benefician realmente de Spotify porque les da notoriedad y la gente va a sus conciertos si primero oyen ‘la radio del siglo XXI’. Y desde el punto de vista del usuario esto no es malo, porque por 9,99 euros al mes se puede escuchar toda la música que se quiera legalmente.
Article publié pour la première fois le 17/11/2014