El pasado 24 de junio comentamos acerca del monopatín volador de Lexus. El video de muestra parecía un burdo trucaje; o al menos, nada de lo que se veía en él arrojaba credibilidad… excepto en una cosa. Lexus. ¿Es posible que una empresa íntimamente unida a la fiabilidad del automóvil y la vanguardia tecnológica nos fuera a dar gato por liebre, y estampar su firma a la vista de todo el mundo, apostando por un proyecto insalvable? Difícil de creer, y ese beneficio de la duda se lo ha ganado Lexus a pulso. Por eso, pese al video infumable, titulamos el pasado post con un «¿Monopatín levitador…?¿Y porqué no?»
Otra cosa, ya se sabe, es que un proyecto futurista sufra recortes de todo tipo… hasta convertirse en la sombra de la parodia de lo que se «vendía» primero. Hay numerosos ejemplos de ello en la red. Pero de nuevo, la marca que invita a soñar… ¿Lexus? ¿Realmente le va a valer una chapuza de monopatín levitador, a Lexus?
El nuevo video mostrado estos últimos días por la marca premium de Toyota, por fín, nos da razones para creer. SI, ES POSIBLE. De acuerdo, con un truco: raíles magnéticos bajo la pista. La levitación magnética, por otra parte, no es un pecado. Es una opción. Cierto que no se pueden hacer las florituras que se hacen en un monopatín normal. Pero tiene sus contrapartidas. Y es que LEVITAR SOBRE EL AGUA es un lujo increíble que cualquier skater soñaría experimentar.
El afortunado es el skater Ross McGouran, miembro europeo de Element Skateboards. El test en Barcelona no ha sido fácil, pero después de varias caídas -no parece fácil de domar el Hoverboard de Lexus-, podemos decir, vistas las imágenes, que ha sido todo un éxito. Pero mejor ved vosotros mismos el vídeo, y comprobad cómo el monopatín que hecha vapor y soporta una carga humana sin tocar el suelo es una realidad.
¿Cómo se logra eso? En resumidas cuentas, gracias a dos criostatos, depósitos donde el material conductor se mantiene sobre los -200 grados a través de inmersión en nitrógeno líquido. El campo magnético de la pista preparada hace el resto. Como podemos ver, la distancia entre el suelo y el monopatín se mantiene; en el peor de los casos, la superficie del monopatín apenas roza la pista, sin llegarla a tocar, cuando el skater se incorpora al monopatín de un salto. Espectacular.
Seguro que falta un buen trecho hasta acabar de hacer del Hoverboard un producto vendible al consumidor común; y que las pistas magnéticas serán difíciles de instalar, y caras de encontrar para los skaters urbanitas de medio mundo. Pero si se han transportado 200 metros de pista magnética («hoverpark«) hasta Cubelles, ¿por qué no…? Podemos afirmar hoy, y es una alegría, que sí. Es posible. Y practicable.